Si nuestra atención no es convocada por los resultados, es porque estos son los esperados o porque no tenemos ninguna expectativa y por lo tanto cualquiera sean, da lo mismo. Es muy conveniente, establecer cuáles queremos que sean los resultados, esto es, definir los objetivos y luego los resultados serán el contraste de la realidad con nuestras expectativas. La magnitud de la diferencia captura la atención y es posible operar para realizar lo posible. Por ello es que debe ser una práctica constante establecer los resultados, anticipar y generarnos expectativas en cuanto a lo que vamos a lograr. Luego la realidad nos dará la noticia. Es imprescindible soñar para alcanzar nuestros sueños; si no lo hacemos, nada tiene color, todo es un gris sin distinciones.
Seguramente nuestro esfuerzo dará como resultados algo próximo a nuestros sueños por lo que vale la pena diseñar un objetivo suficientemente atractivo y que valga el esfuerzo.
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